MERCADO DE CENIZAS

Mención Honrosa

Kechu. Antes de llegar lo olió. Mucho antes de poder verlo. Meli. Varios carros de bomberos hacían guardia y vigilaban el cadáver. Küla. Su corazón galopante se saltó un latido. Epu. Las lágrimas le rodaban por el rostro pálido. Kiñe. Un grito le desgarró la garganta de la misma forma que se le desgarró el corazón. Su precioso mercado, el que la albergó y refugió, ahora era un caparazón relleno de cenizas blanquecinas. Y la más suave de las brisas se lo llevaba en una danza hipnotizante. Adiós, buen mercado de cenizas.

Emilia Campos Sánchez, 19 años, Lautaro.

Ilustración: @almadena.ilustra